viernes, 12 de noviembre de 2021

"EL GUSTODEL CLORO" EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DEL BARRIO VIDAL



Compartimos la semblanza que Mirella Grandes Lacalle, bibliotecaria en el el barrio Vidal y anfitriona de la sesión del Club, ha realizado de la visita que tuvo lugar el martes 9 de noviembre.
Texto y fotografía tomados de la página de Facebook de la Red de Bibliotecas Municipales de Salamanca.

Teníamos muchas ganas de esta visita.
El 𝗖𝗹𝘂𝗯 𝗱𝗲 𝗹𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 "𝗦𝘂𝗲𝗻̃𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝘁𝗶𝗻𝘁𝗮" 𝗱𝗲𝗹 𝗜.𝗘.𝗦 𝗟𝘂𝗰𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗠𝗲𝗱𝗿𝗮𝗻𝗼 tendrá algunas de sus sesiones en la biblioteca. Nos apetecía mucho esta colaboración y este año ha tenido tant@s participantes que su coordinadora ha tenido que fragmentarlo.
Con el grupo avanzadilla nos hemos lanzado a comentar 𝗘𝗹 𝗴𝘂𝘀𝘁𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗰𝗹𝗼𝗿𝗼 𝗱𝗲 𝗕𝗮𝘀𝘁𝗶𝗲𝗻 𝗩𝗶𝘃𝗲́𝘀 . Con 25 años, en 2009, fue reconocido con el premio Essentiel Révélation del Festival de Angouléme por este álbum.
Un título donde el protagonismo casi absoluto lo tiene la imagen y donde el autor demuestra un dominio apabullante del lenguaje gráfico en un ejercicio depuradísimo de estilo.
La primera ronda de impresiones recogió la de ser “una historia donde no pasa mucho”.
Un chico que, venciendo la pereza, va a la piscina a nadar por recomendación de su fisioterapeuta y del que no sabemos nada más. No tiene técnica y es bastante torpe. Allí coincide con una chica que a diferencia de él se mueve a la perfección en este medio y tiene una anatomía y presencia “perfectas”. Cada semana coinciden en la piscina y de una manera muy tenue y ambigua comienza una relación de confianza y simpatía. Hasta aquí contamos.
Cuando lees a Bastien Vivés caes en la cuenta de que su “marca de la casa” es dar la sensación de no contar mucho pero entras en historias muy sensoriales a través de detalles muy imperceptibles, con una ambientación magistral, diseccionando y exprimiendo los recursos que le brinda el cómic.
No salimos de una piscina cubierta y climatizada en las 140 páginas, ni falta que hizo. Sumergidos en una masa de color medio verde, medio azul, aguamarino y clorado terminamos hablando de lo evanescente y volátil de las ilusiones que fabrica nuestra cabeza y de cómo el tiempo finalmente nos hace burla.
Y nos dimos cuenta de que empezábamos a no hacer pie y de que llevábamos casi hora y cuarto sin parar de compartir impresiones.
Y terminamos entre risas confesando que “para no pasar ….”.



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